En tus ojos

Luis Miguel Coloma

Tenía varias vidas vividas en su mirada. Lugares, gentes, amores, días de lluvia, sonrisas y dolor, amaneceres y lunas. Era del lugar donde habitan las olas. En su playa inmensa de arena negra el viento nunca para de silbar. En los días soleados, vuela bajo juguetón y forma remolinos. La furia cabalga sus ráfagas violentas en las oscuras tormentas de invierno. Empuja a su antojo la lluvia, arrastra hasta la orilla troncos, vidas marchitas, restos de barcos y todo aquello que vomita el mar. Solo el miedo aguanta sus embates. Mientras, protegido por la impunidad de la noche, arranca sin piedad palmeras, techumbres y trazos de la memoria.
En el reflejo negro de sus pupilas duerme el morbo clandestino del otro lado de la frontera. Líneas que separan en la realidad y unen en el deseo. En un lado la vida, la magua en el otro. Entre el horizonte y el recuerdo, queda uno mismo suspendido para siempre. La respiración se detiene ante un cruce de caminos. Una línea, una valla, la conciencia, el deber, el miedo. Todo está a un lado o al otro y uno siempre quiere ir a aquel en el que no está. Tal vez no lo sepas todavía… Es una trampa.
Cruzas desiertos y océanos en busca de ti misma. En el camino te construyes y te destruyes. Continuamente. Trazas una línea en la arena que el viento borra a su paso. Escribes en el agua tus memorias. Tu sonrisa se va curvando y la chispa de tu mirada se apaga en el transcurso de ese aprendizaje. Y cuando llegas al final del camino elegido, sin saber si era ese el camino, vuelcas el saco lleno de piedras que arrastrabas y vuelves al punto de partida.
Con otra sonrisa, con otra luz en los ojos, emprendes un camino nuevo. Sobre hielo, o lava, o asfalto, caminas día y noche. Otras vidas se cruzan. Unas se van y otras deciden acompañarte. Algunas se marchan pronto y otras permanecen. Nunca se sabe si llegaron para mostrarte algo o para aprender de ti, o quizás algún día sí. Las hay también que solo van a llenar tu camino de piedras y de ti depende si ese condimento te enriquece o te amarga. Aprendes, desaprendes. Recuerdas, olvidas. Comienzas, acabas. Así una y otra vez. Así siempre.