Nº 26
Azul que vives de vida,
un día morirás de muerte,
herida por el puño
de esa mano que jamás
se sumergió para acariciarte.
Mano insaciable que hurtó
tu vientre generoso e inocente,
tentáculo mortal de los mortales.
Ese día la poderosa zarpa reducida
a restos de uñas y tendones
se erigirá en famélica escultura
esculpida por la sinrazón de los hombres.
Ese día gobernará la noche sin estrellas
y enloquecidas olas llorarán tu ausencia,
golpeando con rabia nuestras calaveras.
Ese día una macabra lluvia de gaviotas
borrará por siempre un cielo
ya huérfano de historia.
Ese día ya será tarde,
el salitre secará nuestros ojos
y las olvidadas lágrimas
brotarán en forma
de espinas y cristales.
Ese día recordaremos tu plateada espalda
majestuosa en el horizonte.
Tu sabor a rocas, algas y espuma
Tu aroma a vida.
Ese fatídico día... hedor a muerte.