amnesia

Francis Pérez fotógrafo submarino y Mario M. Relaño escritor y poeta, fusionan su creatividad en esta sección.

Apenas recuerda la escena. Lo único que recuerda es que estaba junto al mar, no porque lo viera, sino porque lo olía. El inconfundible olor a mar.

Hacía dos días que Martín había despertado del coma que lo mantuvo casi muerto o como un muerto durante dos semanas. Con varios cables y una mascarilla, todo a su alrededor era de color blanco o, como mucho, verde pálido. El olor era extraño, no desagradable, pero extraño. Él siempre se había guiado por los olores para detectar si le gustaban o no las cosas y los lugares. Aquella estancia no le desagradaba, pero bien sabía que no quería permanecer allí durante mucho tiempo. Y menos ahora que le habían dicho que se encontraba mucho mejor y que estaba fuera de peligro.

Dos hombres vestidos casi iguales le miraban desde los pies de su cama y le hacían preguntas. Él no tenía mucho más que decirles, ya les había explicado que fue una escena de mar como único protagonista.

Dicen que aquella fue una tarde calurosa de principios de junio, ya casi tarde de verano. Le cuentan que hubo un tiroteo entre dos o más personas en esa ciudad de playa y él fue alcanzado. Un proyectil le atravesó la cabeza afortunadamente sin tocar en un lugar vital. Esa bala le había producido una amnesia la cual no sería para siempre, según le había dicho la doctora que le trataba. Pero ahora, lo único que él podía contarles a esos policías era que olía a mar. No recordaba otra cosa.

Martín y sus tres hermanos eran conocidos en el puerto como "los rateros del pescado". Con su pequeña barca aprovechaban las noches oscuras para robar en cuantas más nasas mejor. Y aunque todos lo sabían, nunca nadie les había denunciado. Como el mal era menor, se hacía la vista gorda en la zona, pero el gremio se las tenía jurada. Tarde o temprano se sabía que algo pasaría.

Y vaya si pasó. Una tarde que andaba por las cercanías del muelle se encontró de frente con Toño, que ya le había advertido en ocasiones. Martín salió corriendo, pero tropezó al mismo tiempo que Toño sacaba un arma y disparaba tres, quizás cuatro veces. Los de alrededor se escondieron donde pudieron, nadie dijo haber visto nada.

El caso se llegó a cerrar. Martín, a su salida del hospital, y su hermano, terminaron mudándose a un pequeño pueblo de campo, bastante alejados de sus antiguos vecinos. Los pequeños hurtos siguieron, a pesar de todo.

 

Fotgrafía "Francis Pérez by I love the Sea"