El arte, herramienta para concienciar. Una experiencia didáctica
Estas palabras del escritor y activista británico son el punto de partida de una experiencia práctica que se realiza dentro del ámbito de la enseñanza artística. El calentamiento de la atmósfera y de los océanos, causado principalmente por la actividad del ser humano, lleva asociados la contaminación y la generación excesiva de residuos, pero también la deforestación y la degradación forestal. La génesis de este proyecto se encuentra precisamente en la observación y reflexión sobre cómo nuestro territorio ha ido cambiando su apariencia en los últimos tiempos. El paisaje ha ido transformándose y cubriéndose de una piel que no es la suya. Estas islas de origen volcánico, de una gran biodiversidad, han experimentado cambios sustanciales en lo referente a su imagen, unas veces por la acción del ser humano y otras por la propia naturaleza.
A mediados del siglo pasado fue introducida en Canarias una gramínea del norte de África con fines ornamentales, que con el paso del tiempo se ha convertido en una verdadera amenaza. El Pennisetum Setaceum, o rabo de gato que es como popularmente conocemos a esta especie exótica, avanza de forma incontrolada desde el nivel del mar hasta los mil metros de altura, en todas las zonas cálidas y secas de nuestras islas. En estos momentos, la imagen que tenemos de nuestro entorno parece que no puede desligarse de esta especie colonizadora. Habita en las costas, en las playas, en los barrancos, en los caminos… sus tallos erectos surgen de cualquier grieta, en los muros y en el asfalto de las carreteras. Sus espigas cargadas de miles de semillas ondean al viento esparciéndolas en el suelo para que germinen y crezcan aniquilando la vegetación endémica y alterando la piel de nuestro territorio. Es precisamente este elemento, el rabo de gato, el material protagonista de esta experiencia didáctica, dada su particularidad y sobre todo por el mensaje que éste trae implícito.
Este proyecto se traduce en una instalación escultórica que se gesta en el módulo de Expresión volumétrica y es desarrollado por el alumnado de los ciclos de primer curso de Arquitectura Efímera, Escaparatismo, Técnicas Escultóricas y Bachillerato, en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez, en el curso 2019—2020. Se plantea con el convencimiento de que la educación artística es uno de los medios más poderosos para crear conciencia ambiental.
A través del poder simbólico del arte, esta propuesta de sensibilización sobre el cambio climático nace con el objetivo de visibilizar la preocupación social del momento. Surge de la mano de la geometría, en sus formas más simples, el círculo, la esfera y el cilindro, y emplea materiales naturales como el cáñamo, la madera y el rabo de gato, un elemento nocivo para el medioambiente que en este proyecto se utiliza de forma creativa.
Después de realizar las tareas del arranque en zonas adyacentes a nuestro centro educativo y del consiguiente embolsado de las inflorescencias de la planta, los tallos de rabo de gato se aprovechan para construir el elemento principal de la instalación. Este material efímero, cuya naturaleza hace que se adapte perfectamente a la forma circular del núcleo de la composición, adopta un nuevo papel y, paradójicamente, se convierte en metáfora, en un agente de transformación, en un conversor de las partículas contaminantes que absorbe para devolverlas convertidas en aire limpio. El resultado plástico es de una gran simplicidad, pero al mismo tiempo se presenta con contundencia respecto al mensaje que quiere transmitir. Desde el ámbito de la educación y en la crítica situación ambiental actual en la que los recursos se agotan y el panorama se vuelve cada vez más preocupante, es esencial adquirir un compromiso fuerte tomando la iniciativa de incorporar a la didáctica el tema de la sostenibilidad. Al insistir en ello y manipular materiales que en principio no tienen un fin artístico, se descubre su dimensión sensorial y sus posibilidades de expresión y comunicación insospechadas. La utilidad de este proyecto, además de usar el arte como mecanismo para la reutilización, es poner el acento en la problemática medioambiental mediante un discurso que genere conciencia de la fragilidad ecológica.
Entre la naturaleza y el ser humano siempre ha existido un punto de conexión a través de las manifestaciones artísticas. Muchos son los artistas que establecen relación con la naturaleza haciendo visible la problemática medioambiental con sus creaciones. Josep Beuys, Andy Goldsworthy, Daniel Dancer o John Gerrard, entre otros, son ejemplos ilustrativos de cómo a través del arte se pueden generar actuaciones que fomenten la reflexión. El ser humano vive desde que nace inmerso en actividades artísticas que de una forma u otra están arraigadas en su propio desarrollo como persona. En este sentido, el arte es clave porque le ayuda a entenderse y a entender el mundo que le rodea precisamente por la capacidad de fomentar la reflexión y el pensamiento crítico.