Arena
Hay un día donde todo cambia, al salir de la playa te sacudes la arena de los pies antes de colocarte las cholas, lo haces por iniciativa propia, sin la supervisión de tus padres. A partir de ahí y con el paso de los años terminas desarrollando una técnica propia de un experimentado arqueólogo, retirando con gran delicadeza los restos de granitos ocultos entre los dedos. Esto lo cambia todo, cuando la arena o la sal te resultan molestas ya es tarde, has mutado...
El bebote que pasaba horas con las nalgas y la colita rebozada en arena desapareció. La ilusión con la que esperas la embestida de una ola no es la misma, la inocencia con la sumerges tus piececitos en la orilla se desvanece como la espuma que te acompaña. Atrás quedan las inconsistentes fortalezas de arena y expediciones improvisadas hasta las rocas... ese cangrejo en el fondo de tu cubo supuso la mayor proeza que alcanzarás jamás en la vida. Adiós a los amores de verano y juramentos bajo la luna, a una lengua curioseando bajo los pliegues de tu piel salada.
Ahora te gusta ir a la playa “preparado”.
Observas todo como un gran estratega, con frialdad calculas distancias, horarios, mareas, sombras, y duchas.
Ya no te mimetizas, acampas.
Pero un día amaneces con el mar tirando de tus tobillos y mientras apuras la última copa piensas...
...regresaré surcando tu espalda,
para que las escamas plateadas escolten mis recuerdos.
Déjadme, soy el viejo del salitre en las pestañas,
nudo de letras y algas en los bolsillos.
Creo en cada ola que no rezo,
en cada roca que suspira por nadie.
¡Alejaos!
Esta orilla cruje cuando hablas,
escupe si susurras y muere donde callas.
¿Sabes?
Estallé mi brújula contra vuestro reloj de arena
para acertar errando en este rumbo,
ronroneando sobre el vientre zurcido por esa estela,
allá donde tosen y carraspean viejas sirenas.
¡La negra carabela!
Su proa luce majestuosa desde mi quebrada popa,
es hora de zarpar...
Una noche me hayará desnudo sobre una luna de sal y arena
cincelando para ella mil estrellas.
Voy a beber agua, con las prisas me he olvidado la crema y la gorra... creo que me ha dado un golpe de calor.