Palaemon elegans
(Nombre común: camaleón, camalión, quisquilla y camarón de charco).
El Palaemon elegans es un crustáceo, al igual que los demás camarones, los cangrejos, langostas, langostinos, percebes y la cochinilla de la humedad, entre otros. Sin embargo existen marcadas diferencias morfológicas y fisiológicas entre un camarón y un percebe, o entre una langosta y un cangrejo. El conjunto de unas características comunes que puedan presentar diferentes especies es lo que justifica su inclusión o no en un determinado grupo. En nuestro caso la particularidad de que nuestro maravilloso Palaemon elegans presente cinco pares de patas marchadoras es lo que determina que los taxónomos (encargados de estudiar la ciencia que clasifica a los seres vivos y que se denomina taxonomía) lo incluyan en un grupo diferenciado de otros crustáceos, los decápodos (diez patas). Es un organismo que muestra una excesiva curiosidad hacia todo aquello que sea ajeno a su universo salino, lo que le convierte en presa fácil de los pequeños aprendices de pescadores que suelen merodear nuestros charcos. No sucede al igual con sus predadores. Si algún otro habitante del charco quisiera darse un manjar deberá ser muy astuto y paciente, pues el camaleón, contrayendo en milésimas de segundo la musculatura de su abdomen y haciendo uso de los urópodos y del telson presentes en su cola a modo de cuchara, desaparecerá sin dejar rastro. Este mecanismo es el que utiliza para desplazarse hacia atrás, y como todo ser vivo que pretenda desplazarse en un fluido con éxito, necesita de un timón. Esa función la cumple el escafocerito o escama antenal que surge de la base de las antenas. Para desplazarse hacia adelante en la columna de agua utiliza los pleópodos en un movimiento mucho más pausado. Los pereiópodos le sirven para estabilizarse y sobre todo para desplazarse en el fondo.
Texto e ilustración: fran rodríguez @franrodriguezilustracion