LA METAINFORMACIÓN

Rodrigo Riera

Centro de Investigaciones Medioambientales del Atlántico (CIMA SL), Arzobispo Elías Yanes, 44, 38206 La Laguna, Tenerife, Islas Canarias, España *email:rodrigo@cimacanarias.com (www.rodrigoriera.com)

 

Los datos son la base del material utilizado en los estudios científicos. Sin embargo, rara vez se les dedica tiempo y esfuerzo a la organización, manejo y conservación de los datos con respecto a la importancia que se concede a la recolección, análisis y publicación de los datos. Una de las principales características de los estudios científicos es su reproducibilidad, por esta razón, los datos deben ser reproducibles y almacenados de forma óptima y segura para encontrarse disponibles.

En la mayoría de las ocasiones, los datos son recogidos en papel u otro material (cuadernos de buceo, pizarras de acetato…) o formato (cintas de audio, sonido, imágenes, etc.). Estos datos deben ser homogeneizados en un único soporte para su mantenimiento, preferentemente en forma de bases de datos racionales, que consisten en archivos electrónicos en las que se representan las observaciones anotadas en cada una de las filas y los valores de las variables en columnas.

Una de las recomendaciones más extendidas es el volcado de datos inmediatamente posterior a su recolección en el campo o laboratorio y se recomienda que en este proceso se lleven a cabo las siguientes recomendaciones: i) Asignar nombres descriptivos a los archivos y a los datos, ii) Utilización de formatos de archivo consistentes y estables, y iii) Organización consistente de los datos en todos los archivos.

Con posterioridad a este volcado se debe caracterizar a los datos, a través de la metainformación que proporcionan los metadatos, que se podría resumir en la información necesaria en comprender y utilizar de forma efectiva los datos obtenidos. En otras palabras, es la información requerida para comprender los datos, que incluye el contexto, calidad, estructura y accesibilidad de los mismos (Michener et al. 1997), por tanto, son los responsables de responder a las preguntas de ¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? y ¿Cómo? sobre cada uno de los aspectos de los datos.

El beneficio principal de generar los metadatos es la durabilidad de los mismos (Scurcock et al. 2002), que permiten que los datos iniciales sean más longevos, ya que la información a lo largo del tiempo tiende a degradarse y gracias a la metainformación se pueden conservar durante más tiempo. Este aspecto es esencial en las series temporales de datos de larga duración, que requiere la integración multidisciplinar de datos a lo largo de varios años.

Más beneficios de la utilización de metadatos consisten en facilitar el intercambio de daos con otros investigadores (Alonso & Balladares, 2006) y, por tanto, se amplía el conocimiento porque pueden ser utilizados para trabajos futuros (Michener, 2006). Incluso existen revistas de investigación donde se publican artículos con datos obtenidas a partir de otros artículos o fuentes, como por ejemplo, Datasets Papers in Ecology (www.datasets.com/journals/ecology) y en la mayoría de las revistas especializadas son comunes los trabajos sobre metaanálisis, que han sido utilizados a partir de información adecuadamente recopilada.

El concepto de metainformación está cambiando el panorama de los datos científicos. En la actualidad, se intenta realizar trabajos a nivel global para llegar a conclusiones generales; para ello se utiliza la metainformación que permite ordenar, caracterizar y, en definitiva, homogeneizar los datos disponibles de origen diferente (Bermúdez et al. 2011). Es una tendencia observar la colaboración entre diferentes grupos de investigación que comparten sus datos para poder realizar un trabajo común.

¿Seguiremos utilizando la misma excusa de que estos datos son MÍOS y solo MÍOS? ¿Hasta cuándo tendremos que esperar a cambiar la concepción que asignamos al término “competencia” por el de “sinergia”?

 

BIBLIOGRAFÍA

Afonso, B & F. Valladares, 2006. Bases de datos y metadatos en ecología: compartir para investigar en cambio global. Ecosistemas, 15(2): 83-88.

Bermúdez, O., A. Barragán & F. Alonso. 2011. La gestión de los datos polares en España: una aproximación a la contribución de las ciencias de la vida. Ecosistemas, 20(1): 94-103.

Michener, W.K. 2006. Meta-information concepts for ecological data management. Ecological Informatics 1: 3-7.

Michener, W.K., Brunt, J.W., Helly, J., Kirchner, T.B:, Stafford, S.G., 1997. Non-geospatial metadata for the ecological sciences.Ecological Applications 7: 330-342.

Scurlock, J.M.O., Kanciruk, P., McCord, R.A., Michener, W.K., Olson, R.J., 2002. Metadata. In: Munn, E., (ed) Enclyclopedia of Global Environmental Change: Volume 2. The Earth System: biological and ecological dimensions of global environmental change. Ecosystems Section (editors: H. Mooney and J. Canadell). John Willey, Chichester, 409-411.