Noche en el puerto
Nunca supimos bien qué se fabricaba en la fábrica blanca, ni tampoco por qué se le llamaba así. Si al menos hubiera sido blanca desde un principio y se hubiese ido enterregando poco a poco, tostada de la calima... Pero desde el principio la pintaron color gofio, gofio oscuro todo parejo, con la marca de la llana, como pretendiendo que quedara camuflada en la playa.
A la noche cuando todos marchaban, vacía, aunque no en silencio, seguía resoplando un humo espeso y pardo, comenzaba a eructar, bufaba y vomitaba una baba espesa.
Es curioso como los desastres casi siempre ocurren cuando no hay nadie.
Ahora en ruinas es más blanca que nunca, quizás porque tampoco la playa tiene el color que era.
Fábrica blanca. Atchen Pounapal 2019.