LOS PESCADORES ZANCUDOS DE SRI LANKA
En pleno golfo de Bengala, en el océano Índico, se encuentra la isla de Sri Lanka, una pequeña joya también conocida como la lágrima de India, o la de Buda, según se mire. Y en la costa del sur todavía existe un sistema de pesca tradicional único en el mundo, me refiero a los pescadores zancudos o sticky fishermen.
A unos pocos metros de la orilla, los pescadores cingaleses clavan unas estacas llamadas riti pannaque que llegan a tener una altura de dos o tres metros sobre el nivel del mar, y arriba de esas estacas se encuentra la petta, un diminuto e incómodo trozo de madera que utilizan como asiento. Con una mano se agarran y sostienen en el poste, con la otra manejan desde la altura su caña de pescar mientras intentan capturar pequeños arenques o caballas a base de los movimientos que hacen con sus anzuelos sin utilizar ningún tipo de cebo. Nunca utilizan ningún tipo de redes para la pesca, si lo hicieran es muy probable que los peces se asustasen y buscasen otros lugares más tranquilos
Practican este curioso método un par de veces al día, al amanecer y a última hora de la tarde, cuando el sol no aprieta demasiado, y al estar sentados a esa altura los peces se acercan a la orilla y a los corales sin percibir su presencia. Tras una dura jornada las capturas suelen ser escasas, apenas llega para acompañar el arroz que diariamente consumen sus familias. A veces, en un buen día, les sobra algo para vender en el mercado y sacar algunas rupias. Y en los últimos años obtienen un dinero extra pidiendo una propina a los turistas que se acercan a sus aldeas para tomar algunas fotos.
El origen de esta tradición resulta algo incierto. Hay quien dice que comenzó a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando los pescadores locales aprovecharon los hierros que habían quedado abandonados como restos de armamento bélico. Pero otros aseguran que viene de mucho antes, cuando intentaron inventar algo para no tener que salir mar adentro, ya que era una difícil tarea atravesar en sus pequeños barcos los arrecifes de coral donde rompían grandes olas o sufrir los monzones del suroeste y los temporales de la estación de lluvias.
Tras el fatídico tsunami de 2004 que devastó la costa del sur y el este de la isla desapareció esta tradición, pero a poco fueron instalando nuevas estacas y los pescadores zancudos cingaleses resurgieron de nuevo. Si alguien se acerca a este maravilloso país que no dude en hacer una visita a sus pescadores locales, los encontrarán en cualquier lugar entre Galle y Kirinda, y estarán encantados de charlar un rato y mostrar su curiosa tradición.