Desde el origen

Lola Botia

El 18 de octubre se inaugura en el MIAC—Castillo de San José, Fernando Higueras. Desde el origen, exposición retrospectiva que hace un recorrido de sus trabajos más destacados desde 1950 hasta 2008. Este es uno de los primeros proyectos dentro del 10º Encuentro Bienal de Arte Lanzarote, que durará hasta el mes de marzo de 2020. Encuentro que bajo el título Humano—No humano. Más allá de la antropización del paisaje, pretenderá mostrar desde diferentes perspectivas la relación humana con el paisaje y el planeta, y la huella que el hombre está dejando en lo geológico, el clima o en los océanos.

 


Fernando Higueras forma parte de la promoción CX de la Escuela de Arquitectura de Madrid (1954 —59), una generación de estudiantes que llegaba con la ilusión de ejercer su profesión en un país donde había mucho por hacer y, a la vez, por innovar; una España inmersa en pleno crecimiento económico.
Higueras desarrolla su obra arquitectónica acercándose a los postulados de los movimientos de la pintura de vanguardia. El desencofrado de su Proyecto Fin de Carrera da cuenta de ello: rociaba de gasolina el encofrado, prendiéndole fuego para conseguir el equivalente al abstracto en pintura.
Su polifacética formación artística, de la que no se desvincula a la hora de desarrollar sus propuestas arquitectónicas, es intrínseca en él y se mantiene como una presencia continua. Su carácter e intuición le permitían pasearse por las múltiples disciplinas que dominaba y extraer diferentes conclusiones de cada una de ellas, pero sin desvincularse de ninguna en especial.

Pasarán años hasta que las separe, sustituyendo, de algún modo, esa estética tan impactante por otra más reflexiva, racionalista y convencional, pero manteniendo la complejidad profunda de sus geometrías habitadas. Gracias a esta diversidad y a sus recursos de expresión, su obra se irá diferenciando claramente de la de sus coetáneos desde sus inicios en la profesión. El Refugio en alta montaña –donde comienza la investigación en torno a la potencialidad del círculo que, con distintas variaciones, será una constante a lo largo de toda su obra–, su Proyecto Fin de Carrera, el Teatro infantil o, culminando esta primera etapa, sus Diez residencias de artistas (1960), evidencian este modo de hacer. Proyectos y propuestas que darán lugar a sus primeras construcciones: la Casa César Manrique, la Casa Lucio Muñoz, la Casa Arche, el Colegio Estudio y el edificio para Unión Previsora, unas primeras obras que ya contienen la genética de su inconfundible arquitectura.
Quiero destacar la labor que desarrolló en Lanzarote, junto al gran creador y amigo que fue César Manrique. Ambos nos enseñaron a mirar la isla, consiguiendo que descubriéramos la belleza donde no la sabíamos ver. Higueras viaja a la isla con Manrique en 1963, para estudiar en el terreno una serie de encargos que debe desarrollar, La Ciudad de las Gaviotas en el Risco de Famara, Montaña Bermeja y la urbanización en Playa Blanca entre otros. Este trabajo, inspirado en La Geria, sería solicitado en 1969 por Philip Johnson para el Museo de Arte Moderno de Nueva York, convirtiéndose en el primer proyecto español en residir en el MOMA.
Pese al enorme influjo que su obra ejerció en determinadas etapas, tanto en el panorama nacional como en el internacional –con sucesivas referencias y números monográficos en revistas nacionales como Hogar y Arquitectura y Nueva Forma o las japonesas a+u, y GA, así como los artículos consagrados en sucesivos números de revistas como L’Architecture d’Aujourd’hui–, Higueras no ha recibido en las últimas décadas, incomprensiblemente, la atención que merece. Transcurridos once años desde su fallecimiento, la exposición Fernando Higueras. Desde el origen viene a cubrir esa carencia mediante la presentación tanto de su amplísima obra, dividida en seis periodos temporales, como de su multifacética figura creadora.