Nº 9

Fernando Barbarin

INTERROGANTES

 

Por lo general a los seres humanos nos aterran muchísimo, los cambios, lo diferente, lo desconocido o sencillamente aquello que no entendemos. Creo que en gran medida esto se debe a que en el fondo seguimos siendo monos. Cuentan como en un experimento introdujeron a varios primates en un recinto cerrado. En el centro de aquel lugar había una escalera donde un sabroso plátano presidía el último peldaño, cuando alguno de esos primates intentaba alcanzar el tesoro, todos eran inmediatamente rociados con varios chorros de agua, obligándoles de esta manera a “comprender” que debían desistir en el intento. Al tiempo, sacaron  a uno de ellos sustituyéndolo por un nuevo compañero, el cuál nada más entrar pretendía alcanzar aquel codiciado manjar, digo pretendía, puesto que el resto de simios sabiendo del desenlace se lo impedía a limpio guantazo. Siguieron con las sustituciones y el resultado siempre era el mismo: cada vez que un nuevo primate  intentaba subir la escalera, era despiadadamente caneado por el resto. Llegó un momento en el cual no quedaba ningún mono de los que entraron por vez primera, y aquí viene la parte curiosa del tema: a pesar de desconocer el motivo, seguían liándose a tortazos  cuando un nuevo compañero intentaba alcanzar el plátano.
No se si eso es el comienzo de la cultura o de la tradición, lo cierto es que desgraciadamente me recuerda mucho a muchas cosas. Pienso que faltan  nuevas preguntas y sobran viejas respuestas, faltan nuevas ideas y sobran viejas ideologías, faltan nuevas ilusiones y sobran viejas religiones, faltan nuevos colores y sobran viejos colorantes, faltan nuevos sueños y sobran viejas pesadillas, faltan nuevos principios y sobran viejos príncipes, faltan nuevos amantes y sobran viejos militares, faltan nuevos jóvenes y sobran  jóvenes viejos, faltan nuevos boleros y sobran viejos toreros, faltan nuevos afortunados y sobran viejas fortunas, faltan nuevos tiempos y sobran viejos temporales, faltan nuevas heroínas y sobran viejas meninas, faltan nuevas miras y sobran viejas mentiras, faltan nuevas letras y sobran viejas recetas, sobran viejos prejuicios y faltan... muchas cosas. La tradición puede estrangular la cultura y la cultura puede extinguir la tradición, y ambas conjuntamente pueden aniquilar la reflexión. Supongo que alguno de esos macacos defendería que nadie puede subir a la escalera por que la tradición “así lo dice” y otro argumentaría que son sus “modos de vida y costumbres”, apostillando que todo aquello forma parte de su cultura. Los dos desconocen profundamente el verdadero origen, pero son capaces de inflarse a tortazos si alguien pretende cambiarlo. Como decía, nos aterra lo desconocido y siempre queremos una respuesta rápida, así que muchos buscan refugio argumentativo en la política o en la religión. El problema es que hay políticos que parecen religiosos y religiosos que parecen políticos.

A mi me da en la nariz que lo único que pretenden es proteger su “plátano”, ¿y a ti?

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