PAZ EN CONSTRUCCIÓN

Alberto Hugo Rojas

Hay dos engranajes que mueven el mundo, son la amabilidad y la gratitud. Estas dos en apariencia sencillas cualidades, en grandes y permanentes dosis, pueden hacer de este un mundo mejor. Es muy fácil, se empieza ayudando a quienes tenemos cerca cuando percibimos que otra persona necesita ayuda. A veces son gestos sencillos, también se trata de preguntar ¿Qué puedo hacer para ayudarte? o ¿Cómo puedo ayudarte? Dar siempre las gracias, con una sonrisa, una caricia o un abrazo hace un gran efecto en la persona que lo recibe y cambia el ambiente del lugar.
Ella es Martina, psicológa; todo dulzura, humanidad y entregada a su trabajo. Ella era parte del reducido equipo sanitario de SMH (Salvamento Marítimo Humanitario) que asistía a decenas de personas refugiadas cada día en la isla griega de Quíos. Con ellos pude compartir un tiempo de mi vida, realizado reportajes para “Paz En Construcción” y ayudando como sanitario.
Les ves y piensas: “…tiene que estar todo muy jodido para poner a una hija en una embarcación que se puede hundir, hacer una terrorífica travesía por el Mar Egeo desde Turquía pagando miles de euros a las mafias traficantes de personas, en busca de un futuro incierto que al menos quede lejos de la guerra, la muerte y la destrucción…” Llegan a Europa y encuentran la inhumana acogida de los gobiernos de la Unión Europea, que olvidan su propia historia reciente y la solidaridad de tantos países tras dos Guerras Mundiales, los Derechos Humanos y las convenciones que protegen la vida.
Ver la entrega de Martina aplicando todo su conocimiento y cariño en las atenciones a la pequeña migrante asustada y totalmente mojada, es inolvidable y todo un ejemplo de humanidad.
Ser testigo desde 2002 del trabajo de tantas otras personas voluntarias, muchas veces sin medios materiales, con jornadas diarias muy largas y sin pausa o con el miedo en el cuerpo, me hace estar convencido de que lo que se necesita para cambiar las cosas y para ejercer toda profesión es HUMANIDAD. No se puede ser un buen profesor, un buen enfermero, un buen dependiente, si antes no se es buena persona. Por encima de todo lo duro que pueda ser el trabajo diario, se debe poner pasión, entrega y dedicación, pues es el cómo tratamos a los demás lo que marca la diferencia y deja huella. Para ello es muy importante una educación donde la única ideología sean los Derechos Humanos, que son la base de la convivencia para conseguir una sociedad mejor y el pilar fundamental de este trabajo volcado en el proyecto educativo “Paz En Construcción”.

 

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