LOS TANKA DE HONG KONG

Oscar Presilla

Hong Kong, dos palabras que al pasar por nuestra mente nos transportan al instante a ese lugar repleto de rascacielos y su famoso skyline. Ese lugar moderno, cosmopolita, limpio, ordenado, capitalista y consumista donde parece que todo funciona a la perfección. Ese lugar que fue colonia británica hasta 1997, año que pasó a ser otra ciudad más de la China continental, o mejor dicho, una Región Administrativa Especial, un calificativo políticamente correcto para tranquilizar un poco a los cantoneses de Hong Kong, y de esa forma seguir permitiendo la economía capitalista en el país comunista más grande y poderoso del planeta; “un país, dos sistemas”, aquella frase creada por Den Xiaoping que se sigue cumpliendo a rajatabla.
Pero antes de los ingleses y de la unificación, Hong Kong tiene muchos siglos de historia debido a su situación estratégica en el delta del Pearl River. Al sur de la península de Kowloon y de su centro financiero se encuentran decenas de islas e islotes en los que sus habitantes siguen conservando un modo de vida tradicional, ajenos a ese consumismo frenético del downtown y sus luces de neón. Y uno de esos lugares es Tai O, el primer asentamiento poblado en el área de Hong Kong, un pequeño pueblo pesquero surgido entre montañas y un río serpenteante en la isla de Lantau.
Tai O fue fundado por pescadores de la tribu tanka y tuvo un pasado truculento debido a su situación geográfica. Su bahía y sus montañas ofrecían un lugar idóneo para resguardarse de temporales y dar un seguro escondrijo a piratas y contrabandistas. Pero hoy en día ha dejado de ser un pueblo anárquico y pendenciero para convertirse en esa aldea donde siguen viviendo los pescadores tanka manteniendo su esencia ancestral, donde no existe el tráfico rodado y sus habitantes siguen moviéndose en bicicleta. Un pueblo formado por estrechas callejuelas que todavía no han sido conquistadas por franquicias como McDonald’s o Starbucks, las cosas se siguen comprando en antiguos colmados y la gente local se sigue reuniendo para charlar en las típicas casas de té chinas de toda la vida.
Nada más llegar al pueblo llama la atención la forma de sus viviendas, sencillas casas en forma de palafitos construidas sobre pilares y estacas encima de los canales; les gusta vivir cerca del mar y allí mismo atracan sus embarcaciones para salir a pescar. Aunque desgraciadamente, la pesca artesanal está disminuyendo a pasos agigantados debido a las grandes compañías pesqueras y sus gigantescas flotas que arrasan todo lo que se mueve en el Mar del Sur de China para llenar de pescado fresco los restaurantes de Pekín o Shangai sin importarles un pimiento la tradicional forma de vida de los tanka.
Caminando por las estrechas calles de Tai O y cruzando sus pequeños puentes sobre los canales encontraremos cantidad de tiendas y pequeños restaurantes vendiendo las deliciosas especialidades tanka. Pescado seco, bolas fritas de arroz glutinoso con sésamo y cacahuetes, o tortas de gambas y enormes ostras frescas, todo ello preparado con productos locales. Algunos pescadores también llevan turistas en sus botes para observar los delfines blancos que abundan durante todo el año en su bahía.

 

Oscar Presilla http://unbilletedeida.blogspot.com.es