EL MAREO

Fernando Díaz-Plaja

El mareo Desagradable sensación de inestabilidad 

El barco: 
Todas las maravillas que ofrece un viaje por mar se anulan y aún más si se convierten en maldiciones para una serie de seres humanos aquejados de una propensión intrínseca: la del mareo. No se sabe por qué extraña razón esa característica de algunos se considera prueba de debilidad inaceptable en el hombre y, por el contrario, resulte muy en su punto la vanagloria de su dominio. 
-Tuvimos una tempestad... con decirte que se marearon todos, incluso el capitán... y yo, tan tranquilo.
El mareo tiene etapas muy claras para el avezado a moverse en un barco. La primera se trasluce en la seriedad aparecida en la cara del afectado, una seriedad que se convierte en dramática, a medida que las olas balancean el casco del barco. El interlocutor del así atacado observará que frunce el ceño y parece poner más atención a lo que uno está diciendo. Lo que ocurre, en realidad, es que la víctima está estudiándose a sí mismo con atención profunda, atención que se concreta en dos puntos importantes: su estómago y la línea del horizonte que sube o baja en relación con la borda. El monólogo interior del enfermo, mientras por fuera intenta proseguir la conversación a base de "ah, ah... claro, claro..." viene a ser algo parecido a esto: "Parece que se está moviendo mucho... qué curiosa sensación... en el estómago, ¿no me iré a marear? ¡qué tontería! un hombre como yo, marearme... En esta etapa se queda afortunadamente la mayoría de los mareados, reposo completo, comen unas frutas y capean el temporal, esta vez sin simbolismos, en posición horizontal. Cuando éste ha cedido y su estómago se ha habituado al movimiento surgen a cubierta con un paso inseguro y advierten a los que les preguntan por su ausencia que han estado resfriados. Nunca he visto más resfriados que cuando se mueve el barco. 
Texto: Manual del imperfecto viajero. Fernando Díaz-Plaja.

Mareo:
Habitualmente se define como mareo a la desagradable sensación subjetiva de inestabilidad, desequilibrio, asociado generalmente a náuseas y a una impresión personal de absoluta incapacidad física. Sensación ésta bien conocida por todos aquellos que en un momento u otro la hemos padecido, ya sea en barcos de gran porte, como quizá de forma más frecuente en barcos pequeños, en el curso de jornadas de pesca. La medicina reconoce dos tipos fundamentales de mareo, el fisiológico, que es el que nos ocupa, y el patológico, cuyo principal representante es el vértigo. Sólo nos referiremos, y de forma breve, al primero de ellos. El órgano responsable de la coordinación espacial del organismo es el oído interno, y concretamente los canales del conocido comúnmente como caracol. Este sistema, llamado vestibular, proporciona información relacionada con la orientación espacial debido a la existencia de partículas en suspensión en el líquido de los conductos semicirculares, denominados otolitos. La información recogida por el sistema vestibular se integra con la información visual a través del sistema nervioso central, y el sistema visual y locomotor informan de la dirección de la vertical del cuerpo en relación a las estructuras vecinas, que mediante los movimientos laterales de la cabeza pretende mantener la estabilidad postural. Por tanto, son distintos los puntos de posible anomalía funcional que puede dar como consecuencia la aparición del temido mareo: vestibular, visual, integración de los mismos, mecanismos de respuesta muscular, etc.