PECIOS: ARRECIFES ARTIFICIALES

La utilización de buques para la creación de arrecifes artificiales ha sido una práctica muy generalizada en algunos países; principalmente, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia o Nueva Zelanda 

En la mayoría de los casos, estos pecios hundidos intencionalmente han sido destinados como atractivo turístico para el submarinismo. En otras ocasiones, se ha combinado su función recreativa con la de regeneración artificial en zonas deterioradas, propiciando estructuras sobre las que pudieran desarrollarse animales, plantas y comunidades que necesitan sustratos duros para su fijación. Esta práctica ha estado llena de sombras y luces, ya que en algunas ocasiones, los pecios utilizados no tenían las características más óptimas para estos propósitos por no haber sido propiamente limpiados de componentes tóxicos o por ser situados sin ningún tipo de criterio ambiental. Tampoco existe un consenso científico sobre las ventajas que pueden ofrecer desde un punto de vista de recuperación del medio ambiente deteriorado, puesto que en muchas ocasiones no se ha realizado un seguimiento del impacto, ya sea positivo o negativo, que estas estructuras ofrecen. 
La mayoría de los estudios sí han demostrado un incremento de biomasa en las zonas donde se han depositado arrecifes artificiales. Algunos han dado cifras de volúmenes de fauna hasta 35 veces superiores a las encontradas en fondos circundantes. Un reciente estudio sobre pecios localizados a diferentes profundidades en el Golfo de México demostró que estas estructuras podían ser colonizadas por especies tan amenazadas e interesantes como los corales de profundidad de los géneros Lophelia y Oculina. 
En los últimos años, se han mejorado los parámetros ambientales, así como la eliminación de compuestos tóxicos o zonas que tenían un potencial de contaminación del medio, el estudio bentónico de la zona donde se pretendía situar el pecio o la utilidad que podía ofrecer. De este modo, muchos de los nuevos pecios han seguido criterios ecológicos más estrictos y han compaginado varias funciones: turísticas, recreativas, ambientales y científicas. 
No obstante, para que un pecio pueda cumplir una verdadera función en el ecosistema marino, deben tenerse en cuenta los siguientes puntos: 
Los arrecifes artificiales no son una solución final para el deterioro del medio ambiente 
Ningún pecio puede sustituir a un ecosistema sano natural, por lo que la protección del medio natural debe seguir siendo la principal prioridad. Los arrecifes artificiales pueden tener varias utilidades, entre ellas la de reducir la presión sobre ecosistemas naturales, permitir el asentamiento y propagación de especies salvajes, proteger los fondos frente a la agresión de actividades destructivas o la ampliación de las zonas de reserva o protección. Los arrecifes artificiales, ya sean creados por pecios u otras estructuras, pueden tener efectos diversos dependiendo de si se adoptan o no otras medidas complementarias para reforzar su función. Así, un arrecife artificial puede tener un efecto de concentración o “llamada” que provoque una aglomeración de especies en sus alrededores, lo que facilitaría su captura en caso de no haber sido previamente protegido o cerrada la zona a la explotación comercial o deportiva. 
Necesidad de estudiar la zona afectada 
La introducción de estructuras en el fondo marino puede provocar diversos efectos, como la modificación del régimen de corrientes y el hidrodinamismo de la zona con efectos tanto positivos como negativos. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que los ecosistemas que no presentan sustratos duros, como las zonas de sedimentos finos (arena o fangos), también juegan un papel en el medio marino y, por tanto, no deben ser despreciadas. 
Peligrosidad para turistas 
Los pecios no pueden ser catalogados como una atracción turística de acceso para cualquier público. Muchos buques sumergidos representan un riesgo importante para aquellos que deciden visitarlos. En muchas ocasiones, es necesario que los que se aventuren en estos lugares sean submarinistas experimentados con equipos sofisticados y adecuados para poder introducirse en lugares con un peligro potencial alto. 
Aglomeración de pecios sin utilidad evidente 
En algunas zonas se ha producido una aglomeración exagerada de pecios que, más que un verdadero interés regenerativo, turístico o científico, parece deberse a la necesidad de deshacerse fácilmente de grandes cantidades de buques obsoletos. Así, en Estados Unidos se han hundido más de 700 pecios de forma intencionada (unos 380 de ellos en Florida), sin contar con unos criterios estrictos ni una función bien definida. 

Por tanto, para que un arrecife artificial de estas características pueda ser considerado, debe cumplir los siguientes requisitos: 

Haber sido limpiado y retirado de su estructura cualquier elemento contaminante 
Todos los componentes o estructuras que puedan contener sustancias tóxicas deberán haber sido retiradas o limpiadas antes de su hundimiento. Merecen especial atención los tanques donde se hayan utilizado o almacenado combustibles o sus residuos, las instalaciones eléctricas, las pinturas utilizadas, etc. 

Ser utilizado como laboratorio marino en el que se desarrollen diferentes estudios científicos 
La existencia de una estructura submarina puede dar pie al desarrollo de actividades y estudios científicos de gran importancia. Así, lo han entendido multitud de instituciones científicas, universidades y centros de investigación. 

Ser situados fuera de Reservas Marinas y servir para ampliar la zona protegida 
Las Reservas Marinas ya cumplen un papel por sí mismo y, por tanto, la instalación de arrecifes artificiales no sería necesaria, salvo que éstos tengan la función de proteger a la mencionada reserva o de ampliarla. 

Servir al mismo tiempo de arrecife de regeneración y disuasión para evitar prácticas pesqueras destructivas 
Como hemos indicado anteriormente, los arrecifes artificiales pueden jugar un papel de concentración de las especies existentes en los lugares adyacentes, lo que, en caso de no gozar de otras medidas de protección, podría ser peligroso para la biomasa de la zona. Por ello, es necesario que estos pecios tengan también una función disuasoria frente a la explotación, permitiendo así que las especies puedan reproducirse y sentirse fuera de la presión pesquera. No hay que olvidar que un pecio/arrecife artificial también puede y debe jugar el papel de obstáculo frente a la utilización de artes de pesca que dañan los fondos marinos, como es el arrastre o las dragas.

Que sirvan de zona de paso y dispersión para la recolonización de hábitats naturales
Muchas especies sésiles (que pasan toda o parte de su vida fijadas al fondo) necesitan sustratos duros sobre los que adherirse. La existencia de extensas zonas de fondos de arena o fango puede generar áreas aisladas que, en caso de ser deterioradas, tengan grandes dificultades en ser recolonizadas de forma natural. Por tanto, algunos de estos pecios pueden jugar un papel similar a las montañas marinas o montículos de carbonato cálcico, aportando una estructura intermedia de fijación y dispersión de esporas, gametofitos, huevos y larvas. 

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Texto: Oceana · www.oceana.org

Fotografías: www.oceanografica.com