CACHALOTE EN CANARIAS
La mortalidad originada por las colisiones entre embarcaciones de alta velocidad y grandes cetáceos es un problema de conservación global que va en aumento
El Archipiélago Canario, donde se han descrito 28 especies de cetáceos, soporta una de las densidades de tráfico marítimo más altas del planeta, con un espectacular aumento en los últimos años del tráfico interinsular y la aparición de embarcaciones de alta velocidad que suman anualmente 1.481.000 km. de recorridos. La mayoría de estas líneas discurren en zonas de una alta densidad de cetáceos. Este factor ha conllevado un incremento en el número de cetáceos varados con señales de haber sido arrollados por este tipo de embarcaciones en todas las islas, principalmente en el canal que existe entre Gran Canaria y Tenerife. El principal problema de conservación para el cachalote en las islas es precisamente las colisiones, que mayoritariamente afectan a hembras, jóvenes y crías. Hasta la fecha desconocemos el alcance real de esta mortalidad y su efecto en las poblaciones, aunque las evidencias que poseemos son como mínimo preocupantes, debido a los hábitos sociales y el comportamiento de la especie. Esta situación se exacerba por el limitado conocimiento sobre aspectos básicos de su biología y su ecología en las aguas canarias.
El cachalote (Physeter macrocephalus Linnaeus, 1758) es el mayor de los cetáceos con dientes u odontocetos. Mientras las hembras no exceden los 12 m. de longitud, los machos pueden llegar a alcanzar los 18 m. Se encuentra ampliamente distribuido en las aguas profundas de todo el mundo, siendo animales extremadamente móviles y exhibiendo una segregación en su distribución. En el Atlántico Norte, las hembras, las crías y los jóvenes de ambos sexos, prefieren aguas meridionales. Sin embargo, los machos adultos pueden llegar hasta el límite de los hielos en la región ártica a finales de la primavera y durante todo el verano. En las Islas Canarias está presente a lo largo de todo el año. Es una especie social que forma agregaciones estables y duraderas de por vida y donde la base de la estructura de las manadas son las hembras adultas acompañadas por su progenie. Estas manadas pueden reunir a varias decenas de animales. Los machos abandonan estos grupos cuando llegan a la pubertad y una vez alcanzada la madurez sexual, se asocian con otros machos adultos en pequeños grupos que no suelen superan los cinco ejemplares, pasando la mayor parte de sus vidas en latitudes septentrionales. Su vinculación a las manadas reproductoras es temporal y usualmente dura desde algunas horas a varios días. Esta especie pasa la mayor parte del tiempo moviéndose, realizando inmersiones que exceden los 1000 m. de profundidad y los 60 minutos tras su principal presa: los cefalópodos (calamares y pulpos), de las que puede llegar a consumir hasta 400 kg. por animal y día. La mayor parte de sus presas son cefalópodos oceánicos de profundidad sin apenas valor comercial, ya que sus tejidos poseen concentraciones particularmente altas de amoniaco para regular la flotabilidad. Sin embargo, cuando cesa la alimentación, los cachalotes se reúnen en la superficie, transformándose en criaturas sociales y afectivas, entregándose a actividades destinadas a reforzar los vínculos sociales como frotar entre sí sus enormes cuerpos en una danza tridimensional cuyo espectáculo glorifica la belleza del océano y la vida.
La Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC) está realizando un proyecto que persigue obtener datos básicos de esta especie en las islas con el fin de evaluar su estado de conservación e identificar las zonas con mayor riesgo de colisiones. El objetivo de este trabajo es recomendar medidas de mitigación efectivas basadas en el conocimiento científico. Para ello estamos realizando censos visuales y acústicos con el fin de conocer la distribución y la frecuencia de la especie en las islas. Los cachalotes son animales vocales que durante las inmersiones emiten una serie de pulsos acústicos conocidos como “clicks” a través de los cuales percibe su entorno y localiza a sus presas. Este hecho, unido a que sus inmersiones pueden sobrepasar los 60 minutos, hace esencial el uso de hidrófonos (micrófonos submarinos) para detectar y seguir a estos mamíferos marinos. Con este fin, la embarcación arrastra un cable de 200 m. de longitud con cuatro hidrófonos. Éste graba ininterrumpidamente durante el desarrollo de los censos visuales. Debido a que los receptores acústicos están separados y la señal acústica llega antes a unos que otros, es posible ubicar su origen gracias al uso de los programas Pamguard y Rainbow Click desarrollados por el International Fund for Animal Welfare (IFAW), pudiendo localizar relativamente bien al animal o animales que están emitiendo. Otra técnica que utilizamos es la foto–identificación de las aletas caudales, cuya breve exposición en el aire precede a una inmersión profunda. Esta metodología permite confeccionar un catálogo de individuos que nos permitirá conocer el grado de residencia, los movimientos y la estructura social de la especie en las islas, además de para estimar el tamaño de la población.
Los resultados preliminares de esta investigación, dirigida por quien firma el presente artículo y por la bióloga Mónica Pérez Gil, son prometedores, revelando que la especie es relativamente frecuente en las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Sólo esperamos que la ciencia permita abrir una esperanza para esta especie en las aguas de Canarias y como reza la antigua canción ballenera, el cachalote siga reinando fuerte, como rey de los mares sin fronteras.
Vidal Martín
Presidente de la Sociedad para el Estudio de Cetáceos
del Archipiélago Canario SECAC
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