Nº 21
BUITRES
Por favor, no me llamen caballero, llámenme imbécil.
–Lo siento caballero, no le puedo emitir la tarjeta de embarque sino me acredita que es usted residente.
–Como le digo ayer perdí el DNI, pero tengo el pasaporte, ¿cómo podemos solucionarlo?
–Lo siento caballero, tiene que comprar otro billete
A mi regreso a Lanzarote telefoneo a la compañía aérea.
–Buenos días, llamaba para solicitar un reembolso, le cuento: ayer, al no poder mostrar mi condición de residente, la operaria no me permitió volar, así que tuve que comprar otro billete en ese momento. Quiero que me devuelvan el importe de ese primer billete o del segundo puesto que les puedo demostrar mi condición de residente y lo que he hecho realmente es recomprar mi asiento.
Tras una parrafada memorizada, finaliza;
–Los siento caballero, es la política de la empresa.
Encabronado, accedo a averiguar el coste que me ha supuesto la inútil llamada. ¡Ja! 5,30 euros por tres minutos.
Pero la cosa no queda ahí, revisando la factura me percato de que esta vez es la compañia telefónica la que me roba descaradamente. Me han activado un servicio que yo personalmente desactivé con su consiguiente coste y para rizar el rizo me han aplicado el IVA en la anterior factura.
–Buenos días, llamaba para...
–Un momento caballero, estamos comprobando...
–Efectivamente caballero, he comprobado que se le ha aplicado el IVA de manera errónea, dado que usted reside en Canarias y está exento del mismo.
¿Políticas de empresa? Noooo, las grandes empresas son quienes verdaderamente dirigen la política, que es cosa diferente. ¿Errores? no existen errores, existen estafas minuciosamente calculadas. Yo no soy un caballero, soy un imbécil que me creo que vivo en una democracia. Me lo creo porque eso dicen y reiteran los políticos y medios de comunicación que tienen en nómina. Esta publicación no depende de la publicidad de ninguna poderosa entidad bancaria, compañía energética ni telefónica, así que desde este editorial os quiero decir que sois unos gusanos, gusanos que delinquís impunemente devorando y desangrando a los ciudadanos de un sistema democrático definitivamente privatizado. Robáis a familias, trabajadores y pequeños empresarios sin que os tiemble el pulso, sois pocos pero muy poderosos, sois poderosos pero obscenos, sois obscenos y ambiciosos, sois ambiciosos e insaciables. Sois garrapatas económicas que cuanto más frágil y débil es una sociedad con mayor fuerza claváis vuestras poderosas y venenosas garras.
No soy un caballero...