Qué difícil

Rosa Brito

Qué difícil,

poner la rabia en un verso,
la prisa sin prosa,
contener el paso del tiempo…

La impotencia embotellada a presión,
para ser descorchada luego;
y el enfado disfrazado
se pasea sonámbulo,
mientras es presa de un sueño.

Y al amanecer…
otra vez la guerra,
la resistencia,
el abuso,
la danza autómata,
el consumo rápido y violento
que engorda la soberbia del tirano
y satisface el pecado capital más hambriento.
Una casa de empeños donde se queda la vida
del esclavo agradecido,
el abrazo a lo distópico,
ignorando lo que pudo haber sido.

Es su causa motivo de hambres,
su látigo el que acaricia la yaga de la culpa,
su miedo el que oprime
y seduce al aliado.
La enfermedad de no saberse,
el complejo de león adiestrado.
lenguas ciegas adiestradas,
para ser sin saber, ser sin hacer,
ser sin haber sido.
Menú diseñado para el alter ego oprimido.

…y el movimiento pendular,
rebotado de lo injusto,
devuelve justicias sangrientas;
la venganza se balancea,
hasta el agotamiento…
entre el bueno hipnotizado, el malo alienado,
el blanco, el negro…
En batalla solo mueren peones y justicieros,
una dama programada,
caballeros enajenados sobre el tablero.

Por eso,
deja que se asiente,
el tiempo en el verso lento…
la primavera en el verano,
el otoño aún sin invierno…espera.

Lee lento y derrama tu prosa,
que se vierta el pensamiento.

Para.

Respira ahora,
disfruta de los espacios ,
de las comas,
de un momento donde

no
haya
nada.

Ponte a cubierto.

Protégete…
de la hostigación maquiavélica,
del exceso de información.

Deja que se asiente, el tiempo.

Qué difícil pensar libre,

Qué difícil pensar lento.