“a-isla-dos”
A finales de marzo acompañé a esta imagen con la siguiente reflexión:
“Solos en una isla olvidada, volvemos la vista al mar, al pincel de espuma y recordamos nuestro pasado, el de ayer, de la semana pasada, cuando todo al fin iba perfecto. Y hoy, en un a-isla-miento que duele, echamos de menos hasta aquellos problemas que fueron nuestro día a día durante un tiempo. ¿Habremos aprendido tarde a ser felices?”
Al principio del confinamiento me planteé plasmar en una imagen la metáfora de esta situación y en el contexto de una isla en particular: Lanzarote. Mostrar empatía por quien, como yo, miraba al pasado reciente, terriblemente lejano y añorado ahora por la cotidianidad perdida, tantas veces denostada.
Una mirada atrás desde un territorio limitado, rodeados de un mar agitado de dudas y un viento de fuertes cambios, aún insospechados, que marcarán y marcan ya nuestro día a día en las relaciones, expectativas y, más aún, como especie.
Personalmente todos deberíamos estar aprendiendo cosas cada día que pasa; algunos más que otros, porque la mayoría -como yo- aún no hemos visto prácticamente nada de lo ocurrido. Y esta es la razón de muchas cosas.
Ahora pienso en ese futuro para Lanzarote y espero que seamos inteligentes, que aprovechemos la oportunidad para dar a las energías renovables su papel fundamental y que impidamos rotundamente cualquier avance tecnológico que no demuestre científicamente su inocuidad para nosotros y para el medioambiente.
Salud, cultura y criterio.
Y termino con un extracto de un esperanzador poema con más de un siglo:
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido
[...]
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
(Extracto de “A un olmo seco”, versos de Antonio Machado, mayo de 1912).
* Profesor del Dpto. de Proyectos y Talleres de Fotografía de la Escuela de Arte Pancho Lasso