MARIO M. RELAÑO

POETA CANARIO

Pasos lentos, pisadas ahogadas en tierra yerma,
penas abandonadas en el rodadizo camino
para agilizar un equipaje
de rimas desconocidas y desconsoladas,
lágrimas y semillas olvidadas en tu playa,
tras mareas rojas en noches de calima,
allá, donde el mar no brama.

Gritos,
llantos,
brumas en tardes sin sol
mientras se agranda el camino del destino.
Anillos que desposaron a esposos
que abandonan ahora esposas
en busca de la octava isla Venezuela,
hijos neonatos convertidos en soldados
jugando a la guerra en bosques de laurisilva,
perdiendo los abrazos de su padre poeta.

Poeta canario, desconocido poeta,
emigrante de los alisios…

Silencio en su partida mirando desde balcones,
ahí está su mar,
reposado mar plateado que vio cuantas muertes,
junto a callados navíos anclados.
La mayor sombra busca el cansado caminante
y se refugia bajo el gigante Teide
con una maleta vacía,
para llenarla de tabaibas, palabras, frutos del drago…
y reparar sus pensamientos rotos
en el dolor de la partida.
Claman los silbos gomeros
desgarradores siguiendo sus huellas,
paso firme, poeta emigrante canario.

Poeta canario, desconocido poeta,
llorosa y desdichada dejas tu isla…

 

Volverás retornando ese camino
a la libertad de tu isla, poeta.
Encontrarás el jable majorero
peinado por sus vientos.
Y clamará la chinija desde la roca:
“tráeme rimas, palabras, algún cuento, padre…”
Ya partiste y seguiste la veleta, canario,
de sur a norte
rumbo a tu segundo mar, de lava.
Al atracar el buque en La Isleta
se escuchará algarabía a tu regreso.
No olvidaste tu rima en la aventura,
de poeta canario,
maleta en mano.

“Y regreso a Timanfaya, mi tierra de secano,
nacido entre lavas,
olvidando mis palabras,
ya escucho el viento que me ha esperado
y entre melodías de timple grito
que mi patria es mi isla, allá donde yo vaya”.

En tu retorno, poeta canario,
chapotea tu mar y cruje el muelle herreño,
cantan los marineros tus poemas en folías,
encontradas las letras bajo las lavas del Teneguía.

Poeta canario, desconocido poeta,
libre eres de volver a la orilla…

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