“PUENTE_HACIA_LA_NOCHE”
Luces reflejadas sobre aguas densas y estancadas, una ciudad tranquila que parece lejana al mar. Viento siempre rugiente, siempre bravo, que envuelve con su barrunto mis oídos mientras la cámara hace el trabajo de atrapar cada hilo de luz.
Mar frío y oscuro, sereno y firme, parece alguien lejano e indiferente, observador mudo, se deja iluminar pero no conocer. Palmeras batidas por el viento, luces de farolas que cortan con un hilo de luz la noche, neones que se reflejan sobre una superficie de mármol líquido. Por encima, un puente, oxidado y tosco, que parece no llevar a ninguna parte. Un puente que forma parte del mar, que está unido a tierra más que unir esta con otro lugar. Sitio solitario, ideal para caminar sin mirar a dónde. Aunque el puente no lleve a ninguna parte, nos lleva a nosotros.
Viento que empuja insolente, mar frío e indiferente, ciudad lejana y adormilada, nubes que parecen moverse como gaviotas que se lanzan contra el agua. Nada invita a quedarse aquí, mirando un puente que no lleva a ninguna parte, que parece quebrarse entre dos fuerzas orondas y pesadas.
Cuando lo único que ves es un mar inmenso y calmo, lo único que oyes es el viento que ruge, lo único que palpas es el salitre en el aire, siempre queda un puente que lleva a la noche, frías sábanas que abrazan sin dar calor.