Rincones de Lanzarote

Ignacio Romero

Cualquier rincón del planeta nos transmite impresiones, sensaciones variadas, que en ciertas ocasiones nos marcan el alma. Llegar al borde de un acantilado o de un valle nos puede dejar atónitos de emoción, pero también pasear en el silencio sonoro de un bosque nos extasía, el murmullo costero del mar nos embriaga, o el áspero crujido del lapilli nos mece en un arrorró musical isleño. La belleza intrínseca de la naturaleza casi siempre nos atrapa al asomarnos a ella, nos transmite paz, en ocasiones nos habla en primera persona. La naturaleza con su horizonte abierto es capaz de cambiar nuestro estado anímico, solo debemos dejarnos llevar por su energía, su luz, la sonoridad de las olas o del viento, el movimiento de las hojas, el canto de las aves…

Rincones de Lanzarote (Ediciones Remotas, 2020) es una obra muy personal basada en la transmisión de la naturaleza. Contiene un recopilatorio de frases, versos y estrofas de los últimos diez años que tienen su raíz en Lanzarote; vivencias al amanecer, al atardecer, en caminatas grupales o en solitarios senderos.

Pero además de recorrer rincones de la isla, la obra comienza con un repaso histórico de grandes hitos que han marcado un antes y un después en Lanzarote: la conquista de la isla, la erupción de Timanfaya, la barrilla, el vino, el auge pesquero, la industria de la sal y la desalinización. Continúa transitando en el análisis del lanzaroteño y de algunos de sus personajes de gran relevancia. Personas que han marcado algún momento de la historia de la isla o que han sido trascendentales para su profesión o el devenir de la historia en otros lugares. En esta primera parte del libro se analiza además el sector primario que ha sido tan importante a lo largo de la historia de Lanzarote, con una gran base de agricultura y ganadería milenarias, citando la cabra majorera y el camello como elementos inseparables de la vida profesional y doméstica de los lanzaroteños.

En la segunda parte de la obra está el poemario, con más de cincuenta poemas, expresiones de una forma de vida y de ejemplos de caminos que guían mis pasos. El poemario se detiene en la flora, la fauna y demás elementos del paisaje que me llamaron la atención en un determinado momento; de ahí brotaron versos entrelazados en aulagas, alcairones, yacimientos arqueológicos, viviendas, viento, lluvia…

La mayoría de los poemas fueron escritos en medio de la naturaleza, algunos han quedado tal y como surgieron en ese momento, otros en cambio han sido podados como una parra, a la que con nuestros cortes y sus brotes les ayudamos a dirigir hacia una determinada dirección. Como curiosidad en el rincón del Malpaís de La Corona tiene lugar uno de mis poemas predilectos, llamado “Costa Jameos”; fue escrito una noche de senderismo nocturno con el grupo de Haría. Luna llena en el cénit, las pardelas y el mar amenizando un ambiente estival envolvente y enamoradizo hicieron brotar un poema definitivo, está tal y como se transcribió en ese momento.

La tercera parte del libro es un recorrido entre los distintos rincones de la isla, sin un orden jerárquico ni alfabético, que va caminando capítulo a capítulo desde un rincón a otro centrándose en la descripción geográfica de cada uno de los veinte lugares elegidos. La decisión de escoger unos lugares no fue una tarea fácil, pero la fragilidad del terreno y del espacio, la accesibilidad para llegar hasta ellos y el momento inspirador fueron contrapesos determinantes en la elección. Estos rincones inspiradores, accesibles y con opciones de disfrute comienzan cada capítulo con una fotografía de Rubén Acosta que ya casi nos define el lugar. Seguido del poema sobre ese rincón, se añade una descripción del lugar y cómo llegar. Se muestran detalles de interés histórico, de protección del espacio, curiosidades de toponimia, películas rodadas, personajes asociados o rutas de senderismo que se pueden realizar ahí.

El análisis de algunos de los rincones nos lleva a comenzar por Tenesar. Situado en la costa de Tinajo, un caserío y entorno costero de rompientes olas, que generan una magia envolvente; aislado, sonoro y salado impactan en el visitante asiduo, pero también en el ocasional. Aún se mantiene en su costa la tradicional recolección de la sal de charco por parte de los habitantes de Tinajo que además pasan sus períodos de vacaciones en este remoto lugar, pescando, bañándose en idílicos charcos, compartiendo partidas de bola o baraja. A pocos kilómetros tenemos la Laja del Sol, otro rincón imprescindible, donde hablamos de Ana Viciosa, un personaje de finales del siglo XVI y principios del XVII al que se le atribuyen encuentros y desencuentros con esclavos y piratas y que ha llegado presente en la tradición oral de los vecinos de Tinajo.

Otro de los rincones elegidos es la playa de Famara, un rincón de impacto emocional, enorme alfombra de arena blanca donde los sentidos palpan la salobridad de la maresía, la suavidad del jable, la intermitentes caricias del alisio… Aquí se suma la pared del risco de Famara con una cromaticidad única, el Archipielago Chinijo navegando en el horizonte y las petudas dunas en la trasera de la playa.
El libro recorre territorios de antigua geología en el sur como Los Ajaches, hablando de ciclos de crecimiento, desmantelamiento y erosión. Pero también se centra en detalles como el Faro de Pechiguera o las Salinas de Janubio, adentrándonos en la frontera con las jóvenes superficies de vulcanismo histórico. Otro rincón impactante en esa misma zona es El Golfo, donde los variados colores de sus volcanes freatomagmáticos combinan el negro, gris y amarillo contrastando con el verde del Charco de Los Clicos. A esto se suma los negros campos de lava petrificada que rodean el caserío y el horizonte abierto dispuesto a emitir diariamente la película del bello ocaso diario. Seguimos avanzando en el mar de lavas para maravillarnos de una naturaleza devastadora, sin retorno, donde podemos imaginarnos la enorme erupción de Timanfaya. Un rincón formado en el siglo XVIII con una erupción de cinco años y siete meses de ciclo eruptivo con casi veinte pueblos sepultados, vegas agrícolas y amplias comarcas ganaderas desaparecidas para siempre.
La obra nos anima a visitar rincones rurales como Montaña Blanca, El Grifo o La Geria. Lugares de un paisaje único, con parras excavadas en hoyos de lapilli volcánico. La vitivinicultura ha estado presente desde las erupciones de Timanfaya hasta la actualidad generando formas de vida y sistemas agrícolas únicos en el mundo. Teguise, Haría o el litoral de Arrecife transitan por detalles históricos y ambientales asociados a estas importantes poblaciones que nos aportan detalles imperceptibles en un paso rápido. La Cueva de Las Palomas o de Los Naturalistas es un enorme tubo volcánico de majestuosas bóvedas, donde la imaginación nos lleva a pensar en la formación de este canal con un río de lava subterráneo. La obra no se olvida de un símbolo de la isla como es la Peña Tajaste con el monumento a Fecundidad de César Manrique y Jesús Soto sobre ella.

En definitiva, Rincones de Lanzarote es un recopilatorio de nuestra esencia y nuestro ser como isla y como pueblo, una guía para el visitante y una ruta hacia nuestros ancestros isleños

 

 Fotografía: Rubén Acosta