EL “ALETEO”, EL NEGOCIO DE LA VERGÜENZA

Desde la década de los ochenta, la pesca comercial del tiburón se incrementó hasta alcanzar niveles increíbles. Esto se debe a la práctica del 'aleteo' o “finning”, una espantosa técnica de pesca que consiste en capturar al animal, subirlo a bordo, cercenar las aletas (tanto dorsal como pectoral) y arrojarlo vivo al agua en donde morirá ahogado en una lenta agonía por la falta de movimiento. 

Ahondando en el esperpento, las aletas de los tiburones representan sólo el 5% del peso corporal del animal, permitiendo el desperdicio del 95 % de lo pescado. Una vez secadas las aletas, son enviadas a los mercados de Taiwán, China y Japón donde se las utiliza para preparar "sopa de aletas", un plato considerado un gran manjar al que falsamente se le atribuyen propiedades afrodisíacas y que, por otra parte, es insípido y sin ningún tipo de valor nutricional.
La sopa de aleta de tiburón es un plato de origen chino considerado un icono popular de la gastronomía china desde la Dinastía Ming. Suele servirse en ocasiones especiales, como bodas y banquetes, o como producto de lujo en la cultura china. El consumo de sopa de aleta de tiburón ha aumentado considerablemente debido a la mejora en la economía de la clase media.
Los pescadores aprendieron que pueden ganar mucho más dinero llenando los barcos de aletas que conservando al animal entero; pesan menos, ocupan mucho menos espacio, se conservan mejor y son mucho más costosas que el resto del animal.
Si los tiburones desaparecieran, sus presas aumentarían en número desproporcionadamente; esto provocaría un caos tan grande en la cadena trófica que podría hacer sucumbir el mar.
A pesar de que hace 400 millones de años el mar era siete veces más denso que hoy, los tiburones no sufrieron cambios en su evolución. Se adaptaron a todas las alteraciones del clima y del medio sin modificar su estructura. Cuando un modelo es perfecto no necesita cambiar. Los tiburones sobrevivieron a los dinosaurios y a los cambios provocados por el hombre, al menos hasta nuestros días.
PERO ESTO PARECE ESTAR CAMBIANDO.
Los cálculos y proyecciones de los organismos de pesca mundiales estiman que cada año se matan cien millones de tiburones en este tipo de pesca. Pero estos datos no tienen en consideración la captura clandestina que incluso puede ser mayor que la conocida y de la que, obviamente, no se tienen mayores datos.
Aproximadamente un 50% de los tiburones (todos los peces cartilaginosos, tiburones, rayas y quimeras) de la Unión Europea son capturados por España. Lidera el listado de los 82 países que exportaron aletas de tiburón a Hong Kong en 2011, ya que fue el que mayor cantidad de aletas de tiburón sirvió en la lonja oriental. En concreto, el año pasado Hong Kong importó alrededor de 860 toneladas de aletas provenientes de España, lo que representa el 14% del total.
Esta cifra sólo refleja las aletas de tiburón que se exportaron desde los puertos españoles Dado que los barcos españoles pescan por todo el mundo, la cantidad real producida por España es probablemente mayor. España es, junto a Portugal, el único miembro de la UE que todavía permite a sus pescadores cercenar las aletas de los tiburones en el mar y llevarlas a tierra separadas de los cuerpos, lo que impide comprobar si se respeta la prohibición de aleteo y la recogida de datos específicos.
Actualmente, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), un tercio de los tiburones en aguas europeas están consideradas especies amenazadas. El aleteo de especies pelágicas del Atlántico Norte como el tiburón azul (Prionace glauca o Tintorera), el tiburón marrajo (Isurus oxyrinchus), tiburón zorro (Alopias vulpinus), el tiburón cailón (Lamna nasus) y el pez sierra (Pristis pectinata), ha llevado a estas especies a descensos en sus poblaciones del 50 al 70% y de hasta un 99% en el caso del tiburón martillo (Sphyrna mokarran) en aguas del Mediterráneo.
Su desaparición puede desestabilizar la cadena trófica y provocar muchos impactos ecológicos negativos en las estructuras y las funciones de las comunidades y ecosistemas marinos. Lamentablemente son altamente vulnerables a la explotación y requieren de muchas décadas para recuperarse, puesto que son el grupo menos productivo de todas las especies de peces marinos. Comparado con otros peces, los tiburones crecen lentamente, alcanzan su madurez sexual de forma tardía, tienen un largo período de vida, largos períodos de gestación y en general tasas reproductivas bajas. 
 
Sin los tiburones se acabarían los océanos
El 18 de mayo de 2012 la Dirección General de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias hizo público su acuerdo de excluir del trámite de Evaluación Ambiental Estratégica la instalación de un secadero de aletas de tiburón artesanal en una finca de San Juan, en el municipio de Arico, estimando que no tiene efectos significativos sobre el medio ambiente.
La noticia de un secadero de aletas de tiburones en Tenerife no pasó desapercibida para los grupos ecologistas y partidos que pusieron el grito en el cielo, recordando que ese permiso va en contra de la política medioambiental y de las reservas marinas que defiende el Gobierno de Canarias. 
Los medios de comunicación llevaron a la opinión pública al rechazo que generó este proyecto y plataformas para el cambio iniciaron recogidas de firmas pidiendo al Cabildo y Ministerio que detuvieran la creación de este tipo de empresas.
Incluso varios colectivos internacionales presentaron peticiones de rechazo al proyecto. Entre esos colectivos destaca como promotor de la iniciativa The Global Shark Conservation Initiative de Bélgica, el Programa de Conservación de Tiburones de Argentina o Misión Tiburón de Costa Rica.
A pesar de que se ha denegado la licencia de apertura a la empresa por un tema administrativo (el suelo en el que se iba a instalar es rústico y no admite una industria de manufactura), tenemos que considerar la importancia de la movilización y presión social en actuaciones que vulneran el espíritu que como pueblo defendemos y como comunidad reivindicamos.
Tiburones y rayas generan en Canarias un tercio de los ingresos por buceo al tiempo que ayudan al turismo sostenible. Las aguas de Canarias, gracias a sus condiciones físicas de temperatura y su abundancia de peces, están habitadas por una gran diversidad de estas especies, muchos de ellos en peligro crítico.
La protección de estos habitantes de las cálidas aguas canarias podría convertirse en un hito internacional en la conservación de elasmobranquios (tiburones y rayas).