HOTEL “MISERIA”

Ana Isabel Zanca

En un lugar olvidado se encuentra el Hotel Miseria. 
Allí donde el mar lava todos nuestros pecados y escupe con rabia toda la basura que en él tiramos.
Un lugar donde el sol se besa con el mar en solitario, sin testigos extraños.
Allí, donde el mar se junta con el cielo, se encuentra un hotel hecho de miseria, nuestra miseria, la miseria humana.
Hecho de lo que hoy sirve y mañana no, hecho de lo que dejo de ser, pero que sigue siendo. De lo que no queremos, de lo que desechamos, olvidamos y tiramos, nace la miseria de los desheredados, cuya miseria es un tesoro muy preciado.
Pero a veces la pobreza es riqueza y el rico vive pobre y el pobre es rico. La pobreza es rica en libertad.
En medio de un paisaje lunar gris ceniza deslumbra el Hotel Miseria. Sus ropajes desteñidos, quemados por el sol, el tiempo y la marea, te endulzan la mirada con su color crema. Un foco sujeto a un palo canoso, ilumina la escena. Nuestro Hotel Miseria juega con nosotros y nos guiña el ojo disfrazado de espejismo.
En el Hotel Miseria no hay ventanas con vistas, porque mira hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera porque esta rodeado de belleza y hacia adentro porque es un lugar de encuentro con los demás donde compartir tu carga física y humana.
En su única estancia la protagonista es una mesa esculpida con palés azules. Los troncos olvidados, de un chopo, acusado y sentenciado por inútil, sirven de bancos. Y a pesar de su astillada y dolorida carne, no puedo resistir darle una caricia tierna.
Perdiste el certamen de belleza Miss eria, ya no eres lo que eras, Miseria. Hotel Miseria, hotel de lo viejo de lo abandonado y lo olvidado, que mágico es entrar por tu invisible puerta y disfrutar este sueño de libertad robada. En el Hotel Miseria no hay horarios, son el sol y la luna, los que en su juego eterno, marcan las horas. No te preocupes si vienes solo, dos chicas guapas y muy finas te darán la bienvenida. A la hora de dormir una colchoneta amiga será tu lecho y un manto de estrellas tu mejor techo. Y si te sientes solo las almohadas del mar te harán compañía, dejando que deslices tus dedos por sus recovecos y su blandura pulida.
Dicen que la basura es arte o que el arte es basura. En el Hotel Miseria la basura es Refugio, Comunión y Entrega. El lema de la casa, escrito en su única pared, reza: “USENLO Y DEJENLO COMO LO ENCONTRARON GRACIAS” Aceite, vino, cebollas y latas. La Miseria regala lo que tiene, porque sabe lo importante que es compartir cuando no se tiene nada. En las proximidades del Hotel hay un banco de palés, para que los robinsones limpien sus trofeos pescados en la marea. Las liñas de cuerda que atrevidas desafían la gravedad, sirven para jarear los peces que ondean como banderas. Y si vienes cansado del Mundo, hay piscinas de roca natural donde poder lavar con espuma el Alma.
Cuan maravilloso sería encontrar más Hoteles Miseria diseminados por la Tierra. Donde se acoge sin recoger, donde se auxilia sin asfixiar. Donde disfrutas de la levedad de estar de paso, sin peso que arrastrar. Refugio de los que no saben a donde van. La belleza es efímera, también tu presencia. No se si mañana volveré a encontrar tu puerta abierta Hotel Miseria. El hombre siempre destruye lo que construye y a veces le llega también la hora a lo que ya fue destruido, LA MISERIA.
Hasta pronto Hotel Miseria.