“TATUAJES”

Saúl García

En la sociedad contemporánea, hace años que los tatuajes dejaron de ser patrimonio de marineros, moteros, artistas o presidiarios. Marcar la piel ya no habla del grupo, habla del individuo. Los tatuajes se han instalado en la sociedad con normalidad y España es el sexto país del mundo con más adeptos a esta práctica. Las personas quieren hablar de sí mismas desde su piel, quieren escribir los hitos de su vida, sus deseos, sus logros, sus amores o sus ataduras con tinta indeleble en sus piernas, en sus brazos, en su cuello, en su cara… Y quieren que los demás los vean y los lean.
Los hay ocultos y evidentes, grandes y pequeños, a color, figurativos y abstractos. Puede ser un recuerdo o un anhelo, un nombre o una fecha, un mapa, una frase, un objeto, un rostro, una escena. La piel admite todas las historias y devuelve todas las interpretaciones. Es una manera de mostrarse al mundo, de contar una parte de las historias que conforman una vida, de destacar aquello que les preocupa y recorrer un camino que no está siendo sencillo. Es una forma de autoexpresión íntima que se completa ahora, en esta exposición, con la mirada del otro.
Son una forma de mostrar y de mostrarse, de expresar y de expresarse. La exposición ‘Tatuajes’ se inauguró en la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz de Arrecife y ha itinerado por los centros socioculturales de la capital. La exposición muestra algunos de los tatuajes que llevan en su piel los internos e internas del centro penitenciario de Tahíche. Las fotografías están realizadas por los propios internos, como alumnos de un taller de fotografía impartido en el centro por el fotógrafo Gerson Díaz. También se pueden ver en la revista Tahíche Opina, que es el fruto de otro de los talleres organizados por la asociación ‘Derecho y Justicia’, con el apoyo del Ayuntamiento de Arrecife.
En la revista los internos hablan de sus propios tatuajes. Estas son algunas de las explicaciones que dan ellos mismos para tatuarse la piel:
“Tengo un dragón en la mano derecha hecho por un amigo ya fallecido en el año 1998. Nombro en particular este tatu porque me sirvió para tapar encima cortes que me hice en aquellos tiempos”. “Me lo hice en prisión en la fecha en la que falleció mi hermano en la prisión de Tenerife. Es algo importante para mí porque fue justo en un encuentro con mi tío en la prisión de Tahíche, y con un buen hermano de la calle, porque la lealtad te hace familia y la sangre te hace pariente”.
“Desde pequeña soñaba con viajar. Mi madre me inculcó desde siempre el amor por conocer lugares nuevos. Por eso es un avión de papel y la sombra es de un avión de verdad, de estar cumpliendo los sueños. Sale desde mi ciudad hacia el mundo. Lo acompaña mi primer sello del pasaporte, la primera vez que salí de España. El dinero mejor invertido es en viajar. Cuando lo miro, sueño con todos los lugares que me quedan por conocer”.
“Tengo escrito en la parte de atrás de mi pierna DROGA con una raya roja encima y VIDA en la otra pierna porque por mi ex di mi vida y mi libertad. Dándolo todo por él, intentando ayudarlo, apoyarlo... pero él ha elegido el camino de la droga. Luché mucho por él pero lo perdí. Por esto no quiero más droga en mi vida. Menos gente tóxica”.
“Está dedicado a mi padre que falleció hace tres años de un cáncer agresivo. Cuando falleció lo pasé muy mal. Fue un padre ejemplar. Entonces me hice un tatuaje en mi brazo izquierdo. Además lo puse en italiano. Él fue italiano, de Nápoles. La frase dice “que nunca falte tu sonrisa” y un gorro de cocinero, porque fue un chef de primera, todo un profesional, con su propio restaurante italiano en Londres, donde vivió la mitad de su vida. Hacerte tatuajes es un vicio. Todos los míos tienen un significado importante en mi vida. Dicen que tienen que ser impares y así te dan buena suerte. Esto me lo dijo un tatuador buenísimo en Japón, donde viví durante un año. Toda una experiencia para mí”.
“Tengo varios tatuajes que significan momentos importantes de mi vida. Cada uno de ellos, sin excepción, es por una cosa que ha pasado y por momentos difíciles, por lugares y vivencias. Tengo la Estatua de la Libertad, de la primera salida que tuve después de estar encerrado. Tengo muchísimos más con muchos significados. Demasiados tatus, demasiadas vivencias para explicarlos todos”.
“Por cabezón, terminé en prisión, lo cual ha sido algo bueno a pesar de estar entre cuatro paredes. Me ha enseñado a valorarme, quererme y mejorar en muchos sentidos. Ver todos los días esos tatuajes me ayuda mucho”.
“La mayoría de las personas que llevamos tatuajes tratamos de expresar algo mediante ellos. En mi caso quería que se reflejasen de manera sutil los años de condena. Es por esa razón por la que la telaraña está compuesta de 16 picos, uno por cada año de reclusión que se me impuso. La araña que aparece en el tatuaje representa mi personalidad, la capacidad de saber gestionar las dificultades que surgen durante el periodo de internamiento, y la perseverancia. Porque al igual que el arácnido va construyendo ese tejido sedoso del cual puede entrar y salir, yo, de manera consciente e inconsciente fabriqué una telaraña de barrotes de la que no me siento nada orgulloso por haber entrado en ella, pero estaré satisfecho de no haberme dejado derrotar por el peso del presidio y, sobre todo orgulloso de salir comprometido a dedicarle tiempo a mi familia, que son quienes han estado apoyándome durante este desagradable capítulo de mi vida”.